Finalmente llegó el día. Luego de más de dos años (lo escribo y me parece increíble) volví a volar. Pero esta vez fue una experiencia diferente a todas las anteriores. Volé con Santi, mi piccolo de 12 meses y de eso te voy a hablar en este artículo.Te quiero compartir cómo fue viajar con un bebé en avión.
Era la primera vez que hacía un viaje de este tipo con Santi. Tenía por delante dos vuelos y casi 24 horas de viaje desde que salía de casa hasta que llegaba a destino. Bueno, en realidad cuatro vuelos si contamos los de regreso.
Antes de emitir el pasaje comencé a pedir consejos a amigos que ya habían vivido la experiencia de tomar vuelos intercontinentales con niños. Busqué información en nuestro preciado amigo Google y conversé con una agente de viajes para despejar algunas dudas.
A todo este mix de información que sirvió para prepararme para viajar con mi bebé en avión, le sumo (mi) experiencia (que espero sea la primera de muchas) y te lo cuento todo a continuación.
ÍNDICE:
Consejos para viajar con un bebé en avión
Antes de arrancar con los consejos te quiero contar de qué se trataba mi viaje. No era un viaje cualquiera. Era el re encuentro con parte de mi familia luego de más de dos años de no vernos. Era el viaje en el que conocería a mi sobrino y en el que conocerían a Santi. Quizás por la ansiedad que todo esto implicaba, y porque le tengo miedo a volar, es que traté de prepararme lo mejor que pude para este viaje. No quería que nada saliera mal.
Desde Milán a Buenos Aires viajé acompañada por mis papás que habían venido a visitarnos. Así que fue un buen inicio volando porque tuve manos extras de ayuda. El regreso a Italia lo hice sola con Santi y la verdad no fue para nada terrible. Ahora sí, te cuento cómo es viajar con un bebé en avión.
Qué tener en cuenta a la hora de comprar el pasaje para viajar con un bebé en avión
Tarifas, equipaje y tipo de vuelo
Arranquemos por lo principal, comprar el pasaje. La tarifa a pagar dependerá de la edad de tu hijo y de la aerolínea que elijas. Para los niños menores de dos años hay dos opciones: que viajen con asiento asignado (tendrás que llevar tu silla de auto homologada) o sin asiento (irán a upa tuyo o en la cuna – te lo cuento más adelante). Te imaginarás que la segunda opción es la más económica, ya que sólo se paga un pequeñísimo porcentaje del pasaje. Fue la que elegí yo.
Como sucede con los pasajes de adultos, el equipaje que podrás llevar para tu bebé o niño varía según la aerolínea. Te recomiendo chequearlo antes de comprar el pasaje para evitar costos adicionales futuros. En general el cochecito está siempre incluido, pero además pueden permitirte llevar otra maleta y/o equipaje extra como cuna o silla.
El consejo que más se repitió fue que para vuelos intercontinentales (o de más de 6/7 horas) lo ideal es viajar de noche. En mi caso tuve que comprar dos pasajes separados (Airfrance a la ida e Iberia al regreso). Me salió un poco más caro, pero creo que fue la decisión correcta.
Otro consejo para viajar con un bebé en avión es tomar vuelos directos. En caso que no sea posible (como me sucedió a mi) te recomiendo que la escala sea breve pero con el tiempo suficiente para hacer migraciones (si es que corresponde) y para llegar a la nueva puerta de embarque.
Las cunas de aviones para bebés
Como te mencioné anteriormente, si viajas con niños menores de 2 años sin asiento asignado en vuelos intercontinentales podrás solicitar la cuna. En realidad la cuna es para bebés, por lo general menores del año y con determinado peso y/o estatura.
Cada aerolínea tiene especificaciones diferentes por lo que también te recomiendo que lo chequees antes de comprar el billete. En caso que tu bebé la pueda usar, te conviene reservarla con la aerolínea cuando compres el pasaje (aunque no siempre te garantiza que te la asignarán a ti). Ten en cuenta que te pueden llegar a cobrar un pequeño plus por solicitarla anticipadamente.
Las cunas se colocan en las «paredes divisoras» del bloque central del avión, por lo que tu asiento estará en la primera fila junto a esa «pared». La ventaja es que tendrás más espacio para las piernas. La desventaja es que en general en esas zonas están los baños o cocinas, lo que genera más movimiento de gente durante la noche. Otra cosa a tener en cuenta es que en la cuna tienen que viajar con el cinturón durante todo el vuelo y en caso de turbulencia lo deberás llevar contigo en brazos.
En mi caso, si bien la había reservado con anticipación para ambos vuelos, no la pude usar en ninguno porque al momento del viaje Santi ya había superado el peso y/o estatura.
Tanto a la ida como a la vuelta tuve vecinas de viajes con bebitos que utilizaron la cuna. En el primer caso, la mamá, luego de un par de horas, prefirió llevarlo a upa porque le resultaba más cómodo y le daba más seguridad tenerlo con ella en brazos. En cambio, la segunda mamá, sí la utilizó gran parte del vuelo. Creo que vale la pena reservarla y evaluar en el vuelo como te sientes.
¿Pasillo o ventanilla?
En los vuelos intercontinentales si bien no me asignaron la cuna, me respetaron el asiento por lo que tuve espacio extra para las piernas. Además me daba la posibilidad de pararme junto a mi butaca o de salir a caminar sin despertar al vecino. La contra fue que en el vuelo de Air France no me permitieron tener conmigo la mochila. Durante todo el vuelo tuvo que ir guardada en el espacio superior. En cambio sí pude con Iberia y fue mucho más cómodo para tener a mano las cosas de Santi.
En los vuelos dentro de Europa hice uno en ventanilla y otro en pasillo. La verdad es que es súper personal la decisión. En mi experiencia, el asiento junto a la ventanilla puede ayudar a entretener, evita que alguien al caminar por el pasillo de algún golpe al pasar y no te tendrás que parar si tus compañeros de fila necesitan ir al baño.
Documentos de viaje
Un tema fundamental (para cualquier viaje sin importar la edad del pasajero) es averiguar con anticipación la documentación necesaria para ingresar en el destino así como si se exige algún requisito en particular. Por otro lado, si viajas con un menor de edad sin uno de sus padres también es importante chequear cuales son las medidas de tu país para permitirte el egreso. ¡No te lleves ninguna sorpresa al momento de hacer migraciones!
En mi caso pude comprar el pasaje de Santi (que iba asociado al mío) sin tener aún su pasaporte. Una vez tramitado, agregamos el número del documento a la reserva.
Prepararnos para viajar con un bebé en avión
Lo primero a tener en cuenta a la hora de prepararnos para viajar con un bebé en avión es que el viaje comienza desde que sales de tu casa (u hospedaje) hasta que llegas al nuevo destino. ¿Por qué hago esta aclaración? Para que lo tengas presente a la hora de calcular pañales, comida, mudas de ropa y entretenimiento.
Cada familia conoce mejor que nadie a su hijo/a, pero algo que para mí fue fundamental (y que lo recomiendo) fue el día que viajábamos respetarle su rutina habitual, sobre todo sus siestas (aunque algunas le toco hacerlas en el auto o en el aéreo).
¿Qué llevar en el equipaje de mano?
La comida
Para mi sorpresa en el equipaje que llevarás contigo en la cabina puedes incluir la comida para tu bebé. ¿Por qué sorpresa? Porque puedes llevar lo que quieras, incluso comida hecha en casa, frutas, agua (para tomar o para preparar la mamadera) y la leche en polvo. ¡Pude llevar hasta los hielos para conservar el frio en la heladerita de viaje! De todos modos, chequea con tu aerolínea si tu pasaje incluye la comida para tu hijo.
Yo preferí llevar la comida fatta in casa (la cena, frutas y algunos muffins tipo snack). Además me llevé sus cubiertos y su vaso con bombilla antigoteo y tapa. ¡Ojo! con este último tuve más de un accidente. Por la presión del avión cuando lo abríamos, luego de que esté cerrado por un rato, el agua salía como si fuera un fuente. ¡Me empapé!
Los cambios
Otras de las cosas fundamentales a llevar contigo en el equipaje de mano son los pañales y las mudas de ropa. Acá calcula siempre de más (nunca sabes si vas a quedar varado en alguna escala) y, si corresponde, ten en cuenta los cambios de estación de la partida y el arribo. Además puedes llevar las cremas y remedios que use tu bebé (yo incluí termómetro y paracetamol). No te olvides de llevar al menos un cambio de ropa para vos, ya te conté que me empapé!
Incluí también abrigo extra y alguna manta para hacerle frente al frío del avión y de los aeropuertos. Yo soy fanática de la muselinas de algodón bien grandes, así que también incluí una en el carry on.
Extras
Dependiendo de la edad de tu bebé/niño será el entretenimiento que querrás llevar. Idealmente que sean silenciosos, sin luces (¡excepto que ya tengan edad de tablet!), no muy grandes y que no tenga miles de piezas.
Cuando viajamos, Santi tenía doce, llevé algunos de sus libros y muñecos preferidos y unos juegos de encastre. Pero lo cierto es que prácticamente no los usó y se entretuvo con otras cosas.
Por último algo que para mí no puede faltar en el equipaje de mano es el marsupio, mochilita o fular de porteo, más adelante te cuento por qué.
El cochecito o carrito
¡No desesperes! el cochecito podrá ir contigo hasta la puerta del avión si es que así lo prefieres. Sino podrás despacharlo con las maletas. Dependiendo del aeropuerto te lo entregarán nuevamente en la puerta del avión al llegar o en la cinta de equipaje.
Si tienes parada(s) intermedia a tu destino final, chequea si te lo pueden dar nuevamente. En mi caso, en la escala en Paris no me lo dieron pero sí en la de Madrid (también depende de la aerolínea/ aeropuerto). En alternativa puedes averiguar si el aeropuerto ofrece el servicio de carritos/ cochecitos para bebés.
Por último, ten en cuenta que hay algunos carritos/ cochechitos que cumplen con las medidas para ir contigo en la cabina. Chequéalo siempre con tu aerolínea porque puede variar.
¡Llegó el día!
En el aeropuerto
El primer paso cuando llegamos al aeropuerto es hacer el check in y despacho de equipaje. En general con menores no puedes hacer el chek in online pero la buena noticia es que casi todas las aerolíneas tienen prioridad de paso para las personas viajando con menores (varía la edad).
La prioridad de paso también aplica para migraciones (si es que te toca hacer), para el control de seguridad y para el embarque.
Algo que a mí me resultó muy cómodo para el control de seguridad es tener juntas todas las cosas que sabía que me pedirían separar o que me podrían llegar a revisar (como tablet, computadora, la comida de Santi, medicinas y cremas, etc). Viajando sola con el piccolo pude hacer mucho más rápido cada control, sobre todo tiendo en cuenta que por momento los tienes que tener en brazos (si es que aún no camina).
Si bien pude tener el cochecito en casi todos los aeropuertos, el marsupio/fular fue lo que me pareció más práctico de usar. No sólo porque Santi iba más tranquilo entre tanto caos que hay en los aeropuertos, sino porque yo podía tener libres las dos manos (antes de desembarcar ya me lo ponía y estaba más cómoda para cargar el equipaje, preparar documentos, etc). Te en cuenta que para el control de seguridad probablemente te lo hagan sacar. Otra ventaja es que lo podrías usar durante el vuelo.
Antes de embarcar
Viajé con carry on y mochila. Antes de subir al avión me dejé a mano todo lo que iba a necesitar en el vuelo para no tener que estar revolviendo mis cosas a diez mil metros de altura.
Cuando faltaban pocos minutos para embarcar preparé a Santi en modo dormir. Le cambié el pañal y le puse un pijama.
Ahora sí, estábamos listos para volar.
El embarque
Otra de las recomendaciones que más se había repetido era la de subir últimos al avión. Y te voy a ser sincera, en los cuatro vuelos hice prácticamente lo opuesto y no me arrepiento. Así que aquí también aproveché de la prioridad para adultos viajando con menores.
¿Por qué decidí subir entre los primeros pasajeros? Por empezar todos los vuelos iban llenísimos y, subiendo última, corría el riesgo de no encontrar lugar para mi equipaje de mano que prefería tenerlo conmigo. Además, subir con tiempo me permitía acomodarme tranquila en mi asiento.
Por último, y no menor, a los cuatro vuelos Santi llegó listo para dormirse, de hecho en tres de ellos se durmió antes de despegar. Así que ni bien podía subir al avión, lo hacía. Y acá te sumo un consejo personal, si viajas con tu bebe a upa, apenas te sientes solicita su cinturón de seguridad, de esa forma si se duerme (como me sucedió a mí) ya está listo para el despegue.
Eso sí, seguramente cuando Santi sea más grande preferiré embarcar entre los últimos pasajeros!
El vuelo
Como te conté, a mi me sirvió muchísimo respetarle su rutina. Comió e hizo sus siestas (más o menos) en los horarios en los que estaba acostumbrado. En ambos vuelos intercontinentales durmió prácticamente todo el viaje, cumpliendo con sus horas habituales de sueño nocturno.
Una de las cosas que me preocupaba del vuelo era el sonido de las turbinas. Yo lo detesto y hace años que no me subo a un avión sin auriculares que cancelan el sonido. Pero, como me había adelantado el pediatra, para los bebés funciona como ruido blanco.
Otro de los temas que me parecía que podía llegar a ser crítico era el dolor de oídos. Y aquí una vez más la recomendación era unánime: que succione (teta, mamadera/ biberón, chupete) durante el despegue y aterrizaje. En nuestro caso salimos invictos, no pasó nada.
Si tu niño es más grande y/o no toma la teta o biberón o no usa chupete, puedes darle algo para masticar
Cambiar un pañal a 10.000 metros de altura
Dentro de los baños de los áreos hay cambiadores. En mi caso, para los vuelos dentro de Europa, preferí cambiarlo en el aeropuerto por una cuestión de comodidad y (por suerte) no tuvimos ningún percance entre las nubes que requieran otro cambio.
En los vuelos intercontinentales sí lo tuve que cambiar. Mi recomendación es que te lleves la menor cantidad de cosas necesarias al baño ya que no contarás con mucho espacio para apoyar.
¿Y los vecinos de vuelo?
Unos días antes de viajar, se armó un debate en Instagram sobre si era correcto o no viajar con un bebé en avión. No porque le vaya a hacer mal a él/ella sino porque disturba a las personas sentadas alrededor. Sí, así como lees. Lo que más me llamó la atención es que había gente que defendía a capa y espada su posición de que los niños no deberían volar o que deberían tener espacios asignados en el avión.
Ahora bien, ¿hay algo más molesto que uno intente dormir y tenga al lado a un ADULTO emitiendo sonidos como si fuera todos los animales de una selva? Pues no. Es más, creo que si me das a elegir, prefiero viajar al lado de un niño que de una persona mayor de edad roncando!
Así que no te preocupes ni te sientas mal si tu bebé llora o está inquieto. Es normal, es un niño. Y seguramente habrá en el vuelo algún adulto haciendo lo suyo también!
En mi experiencia, además de que me tocaron roncadores alrededor, los pasajeros fueron muy amables. Incluso me ofrecían ayuda si necesitaba agarrar algo de mi equipaje o le jugaban a Santi. También fue muy amable la tripulación, hasta lo han tenido en brazos para que pueda acomodar mis cosas.
Volver a tener los pies en la tierra
Te conté que le tengo miedo a volar, por lo que te podrás imaginar la felicidad que siento cada vez que vuelvo a tener los pies en la tierra. Esta vez, además tenía la tranquilidad de que todo había salido bien y que Santi había transitado la experiencia de volar sin problema. Era el turno de enfrentarme a otro (nuevo) desafío.
El Jet lag
A la experiencia de viajar con un bebé en avión, en mi caso, se sumaba la primera vez de ver qué es lo que le sucede a un niño con jet lag. Tenía cinco horas de diferencia con Argentina.
Una vez más, tener fijada una rutina me ayudó muchísimo a que en poquitos días Santi esté habituado al horario del destino. Lo que me sirvió fue respetarle sus tiempos y horarios (él funcionaba con el horario del país que habíamos dejado atrás) y te juro que en dos tres días ya estaba acomodado.
Claro que el primer día en Argentina fue durísimo. A las tres de la tarde ya estaba durmiendo como si fueran las ocho de la noche y a las cuatro de la mañana levantado y listo para seguir descubriendo el mundo. Y lo mismo sucedió cuando llegamos a Italia, a las once de la noche seguía con una energía imposible de seguirle el ritmo!
La regla dice que para recuperarnos del jet lag necesitamos un día por hora de diferencia.
Luego de tres mil palabras llegamos al final de esta lista de recomendaciones para viajar con un bebé en avión. El último (y mejor) consejo que te puedo dar es que sólo vos conoces mejor que nadie a tu bebé y sabrás qué hacer para que la experiencia de estar entre las nubes sea lo mejor para todos.
Ahora sí, espero que este artículo te ayude a prepararte a volar sin estrés.
Buon viaggio!