A menos de 50 kilómetros de Venecia existe una pequeña Venecia, Chioggia. En este artículo te llevó de caminata para disfrutar del atardecer entre sus puentes y callecitas.
Visitar el Veneto para mí significa encuentros con familia y amigos, pero también disfrutar de muchos de sus rincones y de su gastronomía (si me lees hace rato, sabrás que el baccalà mantecato es de mis platos preferidos!).
En este artículo vamos a ir a caminar durante un atardecer por la pequeña Venecia, Chioggia.
Caminando por Chioggia

En la costa sur de la laguna de Venecia se encuentra este pequeñísimo grupo de islas que forman Chioggia . Y cuando digo pequeñísimo, hablo en serio.
Chioggia es una ciudad pesquera por lo que ya al atravesar el puente que une el continente con los islotes se comienzan a ver los barcos.
Es julio, hace calor y a lo lejos se ve la amenaza de una tormenta, pero la (mágica) luz del atardecer comienza a resaltar los colores de los edificios de Chioggia e invita a perderse por los callejones.

A penas uno pone un pie en esta ciudad entiende porque es conocida como la piccola Venezia. Sus puentes, sus canales, el agua (alta) y su mezcla arquitectónica son la respuesta.
Chioggia es para caminarla sin rumbo. No se necesita mucho tiempo para recorrerla por lo que es ideal para disfrutarla a paso lento.
La calle principal es Corso del Popolo y creo que es lo menos veneciano de Chioggia porque es una ancha avenida donde circulan autos. Pero está rodeada de edificios que narran miles de años de historia y que sí te recuerdan a Venecia.
Dos de los puntos más importantes de esta calle son su Catedral Santa Maria Assunta (no te pierdas de ver el campanario) y la torre del reloj, la más antigua del mundo (1386).

Pasadas las 18 horas en Italia es sinónimo de aperitivo. Por eso la escena de Corso del Popolo se completa con mesas al aire libre y personas que entre charlas y carcajadas se toman su spritz aperol.
El sol sigue bajando y es un buen momento para acercarnos al canal vena y disfrutar de la calma del agua y, una vez más, de los colores que nos regala el cielo.

Finalmente llegamos a la Piazzeta Vigo donde el (pequeño) león alado nos recuerda que estamos en tierras venecianas.
Ya poco queda del sol por lo que es hora de sentarnos a cenar y despedirnos del día tenedor en mano. Las opciones sobran, pero decidimos quedarnos adonde estábamos y comer en el Ristorante Alberto Capo con vista al León y a la costa.
Los dejo, llegó mi baccalà.
Fin del recorrido

Chioggia es pequeña pero con mucha historia. Para recorrerla sin prisa. Te va a permitir meterte por cada uno de los recovecos que te llamen la atención y a entender porque es conocida como la pequeña Venecia.
Si visitas la ciudad de las góndolas anímate a subirte a un traghetto y salir a descubrir las diferentes islas que forman parte de la laguna, te aseguro que te vas a sorprender.
¡Buen Viaje!
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