En agosto de 2018 el plan de las vacaciones era pasar varios días descubriendo algunas de las islas de Indonesia. Pero la naturaleza cambió nuestros planes y tuvimos que regresar a Italia antes de tiempo. Lo que parecía ser las peores vacaciones de mi vida se terminaron convirtiendo en una de las mejores gracias a la Riviera del Conero, un monte que bordea el Adriático.
Aquel año dudamos mucho sobre qué destino elegir. Teníamos tres semanas y queríamos aprovechar para hacer un viaje largo, de esos lejísimos de casa. Finalmente nos decidimos por Indonesia , un país que ya conocíamos y del que nos habíamos enamorado y todavía teníamos mucho por descubrir.
ÍNDICE:
Cuando todo se derrumba
Dramático el título, no? Pero es literal, ya verás!
Partimos hacia Singapur donde pasamos dos días para luego seguir rumbo a Indonesia.
El cinco de agosto muy temprano por la mañana nos tomamos el avión hacia Lombok , la primera isla que visitaríamos del país asiático. Ya desde las alturas prometía ser un gran inicio de las vacaciones.
Llegamos a Lombok por la mañana y partimos rumbo al hotel. Agotados por el cambio de hora y el madrugón por el vuelo, decidimos tomarnos el día con calma para disfrutar del hotel y caminar un poco por la zona.
Cenamos lo más temprano posible y a las 19.30 ya estábamos en la habitación. A. se estaba preparando para meterse en la ducha y yo estaba subiendo una historia a Instagram cuando todo comenzó a sacudirse.
Viví un año y medio en Santiago, por lo que no era la primera vez que se me movía el piso. Pero sentía que esto era diferente. Y lo fue.
Como pudimos, salimos de la habitación hacia el jardín del hotel. Fueron pocos segundos, pero a mí me parecieron una eternidad.
A partir de ese momento empezaron 24 horas de locura, incluyendo habitación destruida, (doble) evacuación hacia las colinas por alerta de Tsunami y muchas horas de espera en el aeropuerto entre miles de personas. Finalmente conseguimos un pasaje para irnos de Lombok (era la recomendación del gobierno italiano) hacia otra de las islas de Indonesia.
Pasamos varios días de incertidumbre y angustia. Sin mucha claridad sobre qué hacer, nos volvimos a Italia.
La Riviera del Conero, la salvadora de las vacaciones
Aterrizar en Italia fue extraño. Era una mezcla de emociones por todo lo vivido y por lo que habíamos dejado atrás. Pero este blog es de viajes, así que de eso es de lo que te voy a hablar.
Nos quedaba una semana de vacaciones. Analizamos el mapa, debatimos un rato y decidimos que partiríamos rumbo a la Riviera del Conero, un destino del que nunca en mi vida había escuchado.
Reservé uno de los pocos hoteles libres que quedaba cerca de la zona. Sacamos algunas cosas de las valijas y salimos hacia la región de le Marche (las Marcas).
Los días en la Riviera del Conero
La Riviera del Conero queda hacia el sur de Ancona, la capital de la región y uno de los puertos del país. Es un monte convertido en Parque Nacional, cuya lado este cae sobre el Adriático.
Fue una semana de descanso. De aprovechar el cambio de horario post viaje para levantarnos bien temprano y dedicarle cada día a una nueva playa. Son muchas las opciones para pasar las jornadas sobre una reposera o metidos en el mar. Incluso hay varias alternativas para salir a navegar y disfrutar de la costa desde un barco.
Cuando bajaba el sol nos dedicábamos a disfrutar de la gastronomía de la zona. Todavía recuerdo algunos de los platos y se me hace agua la boca! Te lo juro!
También aprovechamos para recorrer algunas de las localidades del monte o incluso alejándonos algunos kilómetros para descubrir pueblos donde parece que el tiempo se hubiera detenido.
La única contra que le encontré a la Riviera del Conero fue que las playas comienzan a recibir la sombra del monte temprano por la tarde. Pero en agosto la temperatura te permite quedarte hasta última hora en la playa (incluso en el agua!).
La Riviera del Conero fue una sorpresa e hizo que una vacaciones que parecían ser para el olvido quedarán para siempre en el recuerdo.
Conclusión
Este es un artículo distinto a todos, pero hacía tiempo tenía ganas de escribirlo y contarte como las peores vacaciones se terminaron transformando en una de las mejores.
Muchas veces ponemos todas las expectativas en esos viajes largos, de varias semanas. Donde tenemos que subirnos a un avión e irnos lejos.
Pero lo cierto es que muy cerca de casa también podemos disfrutar de las mejores vacaciones de nuestras vidas. Podemos ponernos en modo turista y mirar el destino con ojos curiosos.
Y también es verdad que si hay algo que interrumpe bruscamente tus planes no quiere decir que no lo puedas volver a intentar en el futuro.
Que ni un terremoto, ni una pandemia, ni tu presupuesto te quite las ganas de descubrir el mundo (por más lejos o cerca que quede de tu casa).
Mientras planificas y sueñas con la escapada a tu próximo destino, te invito a acompañarme en Instagram y en Pinterest, donde vas a encontrar más información sobre Milán y el resto de Italia.